miércoles, 28 de julio de 2010

La calma


Buscar la calma no es fácil.
Alcanzarla, supongo que tampoco.
La tranquilidad, sí. La calma, ya es otro tema.
No sé la diferencia, si existe, en el diccionario. Para mí es clara, subjetivamente clara.
La tranquilidad se basa en algo más externo, en la no alterabilidad de un espacio para alcanzar un equilibrio. Puedes tener un mal día, estar hirviendo por dentro y vivir un espacio de tranquilidad, en un contexto controlado (música, silencio, brisa, puesta de sol...). Tu espacio interno no cambia tanto, se controla, que no es poco, se pausa, entiende las decisiones a tomar o la situación, incluso sin la fuerza o las ganas para hacer algo.
La calma es mi favorita. Sale desde dentro. No existe sin raíz. Lo que te rodea es un complemento que la puede potenciar, crear las ramas, las hojas y los frutos. También puede romperla, arrancarla, pero sólo en casos excepcionales, traumáticos.
La calma es lo que tengo esta tarde, ese acuerdo interno (y en perpetua negociación) entre lo que soy, lo que quiero y lo que tengo.
La tranquilidad es lo que hay cuando sé que la calma volverá.