El aire es de otoño y el sol de verano. La duda del cambio de estación sobrevuela hoy sin más un celeste casi blanquecino. La alergia a no sé muy bien qué (probablemente a conversaciones nocturnas de ayer que viajaron por los carriles más frágiles de la vida y de la muerte, o simplemente que no me apetece mirar hoy a la cara a este mundo de disparates) me tiene a medio respirar. Justo hoy que hay tanto aire puro soplando.
Y no sé porqué (imagino que esas conversaciones de anoche) me levanté pensando en cuando de niño me iba a trabajar con mi padre a la obra, con mi cesta de cuerda llena del almuerzo y una camiseta para cambiarme en el trabajo. Cuando llegábamos al bar a recoger a los obreros, la cabeza casi no me llegaba a la altura de la barra, les oía pedirse un sol y sombra y beberse esa copa de anís y la de coñac con la misma naturalidad con la que yo iba bebiendo de mi Cola Cao. Me decía que yo de mayor también pediría un sol y sombra. Nunca lo he hecho. A estas alturas creo que ya nunca lo haré, no por nada especial, simplemente porque no soy de anís y me parece una bestialidad joder el coñac. Pero sí veo que hoy es un día para estar entre sol y sombra y recordar porqué empezamos a pensar lo que queríamos ser y porqué hoy ya somos lo que somos, en mi caso porqué cada vez me quedan menos esquirlas prendidas al cuerpo para ser mitómano.
casi te imagino con tu cabeza llena de rizos y esa sonrisa de colacao... y querido mio, sol y sombra tal vez no... pero con ese anis unas buenas hierbas ibicencas...en otro horario, y tienes dibujada la linea de lo que eramos a lo que somos... en cualquier caso, me gusta lo veo cuando te veo.
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