lunes, 11 de julio de 2011

Luz


La luz es una de las razones más poderosas para vivir aquí. El Mediterráneo es un lugar privilegiado, el eco de la luz rebota en cada rincón y saca todos los matices del día. Sé que es opinable, que para gustos los colores, pero hay días en que esa luz de la que hablo se mete incluso dentro de mí y me deja mirar para adentro. Me gusta saber que hasta los recobecos más oscuros es capaz de llegar uno de esos haces de luz y ser como la sal de la comida. Sé que esa luz la ve mucha más gente. Pero últimamente mi madre se ha metido a pintora, y los pocos cuadros que lleva acabados hasta ahora, captan esa luz de la que hablo. Esa luz para mí es un hogar, el lugar dónde siempre puedes estar sin miedo, protegido, relajado. Mi madre es lo mismo. Se ha juntado el pan y las ganas de comer, que diría ella misma. Viendo su cuadro, y asumiendo la parte de pasión de hijo, me he sentido doblemente abrazado.

viernes, 10 de junio de 2011

Verano

Ayer fue el primer día en que olí a verano. Volvía del trabajo, atravesaba el valle de Benimussa y entre los pinos olí ese tiempo de calor y luz. Me alegró, me rescató de entre los papeles y la burocracia, y me dejó disfrutando de toda una tarde libre. Un olor liberador, el mismo del inicio de las vacaciones cuando éramos niños y adolescentes, el mismo del paréntesis de la universidad en la isla, el mismo de las tardes largas en la terraza de la casa y en el huerto. El peso de los días pasados, con las elecciones, las movilizaciones, el incendio, los cabreos, cambios y el todo sigue igual que suena, resuena y volverá, sin amenazar, seguro de sí mismo, pero volverá, todo ese peso se disipa, se gasifica y vuela entre ese olor, entre esa sensación que acude a los estados más primarios, los que dan sentido a la base de la pirámide. A medida que caía la noche, el olor se humedecía y se perdía. El telediario (confieso, soy adicto aún sabiendo lo lejos de la realidad que está la noticia) me confirma todos los temores, la vida fuera de esta burbuja de aroma a pino que he fabricado hoy continúa, inalterable y alterando todo a su paso. Hasta el tiempo cambia y se rebela con nubes y chubascos. Los deportes son todo dudas, fichajes sí, fichajes no. Acaban las noticias y, de nuevo, se dejan la primicia más importante: 12 días antes del comienzo oficial del verano, ha habido aromas de agosto en el km 3 del camí vell de benimussa, según fuentes no confirmadas y consultadas por agencia, se ha podido saber la existencia de un afectado.

viernes, 21 de enero de 2011

reflexiones insómnicas

Después de una semana de subidas y bajadas de fiebre, de leer, releer, reolvidar y rerecordar leyes, normas y reglamentos sólo puestos al servicio de un futuro examen como fino tamiz, se me ha escapado el sueño entre las pestañas y me he encontrado con esta maravilla en la superred



Probablemente por el sonido en bucle, por la atmósfera de estar rodeado de apuntes y hojas que parece han de ser parte de mi masa gris de aquí al lunes por la mañana, y por la inestimable compañía de la salamandra en llamas, he entrado en un estado de reflexión en círculo.
En los últimos días he estado haciendo muchas reflexiones sobre cómo tratamos la lengua, qué nos preocupa de ella y cómo evoluciona, o mejor, qué aportamos/adoptamos nosotros para su cambio. He reafirmado mi posición un tanto rígida ante el cambio, la frivolización y la ruptura de la economía del lenguaje. He comprobado, de nuevo, cómo gente que dice amar la palabra, juega con ella sin sopesar el significado. He comprobado incluso que todo eso no es pasto único de la calle, ni mucho menos, sino de leyes y reglamentos convenientemente publicados, que utilizan conceptos y fórmulas lingüisticas no sólo recargadas e innecesariamente alargadas, sino, en algunos casos, incluso carentes de significado.
Comienzo a no saber si trato mejor la lengua o no, la verdad. Pero comienzo a tener claro que el charlatán sólo te convence cuando decides a seguir la luz del fuego artificial y te olvidas de escuchar el estallido y del hueco de mundo en el que retumba.