jueves, 9 de diciembre de 2010

Reformular la teoría de los cuerpos celestes

¿Qué nos atrae de los demás? ¿Qué provoca que nos impliquemos en las cosas en las que decimos creer? ¿Por qué tendemos a tomar el centro de nuestros argumentos? ¿Qué fertilizante utiliza esta cultura nuestra para que crezca tanto el ego, incluso cuando lo intentas ignorar? ¿Cómo le explico yo a un extraterrestre que hoy no me puede abducir porque no me puedo ir de este planeta sin recoger los mil y un trastos que tengo en casa y que me prometo día a día reducir al mínimo (soy, sin duda, mi mayor traidor)? ¿Por qué no entiendo la teoría de atracción de los cuerpos celestes cuando no hago más que vivir permanente e inevitablemente dentro de ella? ¿Por qué tengo miedo a las preguntas, si nunca van a desaparecer, si no siempre van a tener respuestas?
Ni siquiera es un día diferente, ni siquiera tenía porque serlo, ni siquiera pretendía hacerme preguntas, ni siquiera tenía una respuesta escondida en el bolsillo. Sólo lei la teoría y no entendí cómo encajaba yo dentro. Y fue la chispa suficiente.

1 comentario:

  1. Muchas veces tengo días grises, de esos en donde solo hay preguntas sin respuestas, la mayorías con una gran carga emocional, que hago aquí, porque he escogido esto o aquello, porque no entiendo lo que ocurre y lo que me ocurre…porque nadie puede ayudarme… casi siempre termina igual, sintiéndome insignificante y llorando un rato, con los años las preguntas y las lagrimas siguen allí, solo ha cambiado una cosa, después de todo el teatro hay silencio y entonces algunas veces hasta lo escucho y soy feliz. Una felicidad pequeña pero real y MIA, lo que has escrito me recuerda.
    A.G

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